Es que me tienen hasta el gorro, de verdad os lo
digo. Es que no hacen una a derechas los pobres. Ahora me reclaman una
comisión que me están aplicando indebidamente –porque mi cuenta se abrió
totalmente exenta de ellas- y que desconocía
porque deben haber cambiado de cartero y la correspondencia no me llega
a casa desde hace la tira. Sólo tengo un consejo que daros: NUNCA
contratéis nada con Barclays porque es un grandísimo error. Te harán la
vida imposible, te harán pagar por sus errores,
te reclamarán por su incompetencia documentos que ya has enviado y
cantidades que nunca debieron cobrarte… Vamos, como si pusieran al más
negado de los operarios como jefe. Ahora que lo pienso, esto ya lo he
vivido yo antes, y se llamaba Pilar ;oPPPPP
En fin, que creo que se trata de una prueba
kármica, a ver cuánto resisto. También como en el caso anterior, donde
ya dije que el número de gilipollas por metro cuadrado era
impresionante. Después de tantos años de experiencia laboral,
tantas empresas y tanta gente llegas a una conclusión, que es
inevitable y en toda oficina, local o puesto hay siempre un gilipollas.
Por estadística, toca. Ahora, que tuviera a esta colega que se pasaba el
día chillando y que te explicaba cosas de trabajo
mientras se quitaba las botas para colocarse los calcetines, todo ello
en medio de la oficina, a su jefa que era del mismo corte (así se
entendían tan bien), a la otra abogada que no sabía leer, a los boca
chancla que a todo el mundo le organizaban la vida
y luego cuando había que hablar agachaban las orejas y corrían a
lamerle las botas a las histéricas aquéllas… En fin, que si no hubiera
sido por el ejemplo de mis colegas –SuperYoli, Josete, Sonia, Sergio,
Paula…- no hubiera durado más de una semana allí.
No por nada en particular, sino porque tengo mala tolerancia a la
estupidez ajena ;o))) Pero ¿veis?, esto me sirve para hacerme mejor
persona, conseguí llevarlo sin que me afectara durante bastantes meses y
luego me despidió la Pili, mi nada añorada y despreciable
jefecilla, porque yo no accedía a lamerle los genitales como prueba de
sumisión. Qué vida ésta, menos mal que yo lo enfoco con filosofía.
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