Buenos días a las personas que me leen :o)
Lamentablemente, y debido a temas laborales, dispongo de tan poco tiempo que un ratito al mes es el tiempo que me queda para actualizar el blog. A lo que hemos llegado... y es que no se puede estar a todo.
Hace algún tiempo me llamó un compañero de un trabajo anterior y pude sacar media hora para comer con él, que yo personalmente agradezco seguir en contacto con la gente con la que tengo buena armonía, y para el resto como decía Peret, que se mueran los feos, que no quede ninguno ;o))) En este caso deberíamos decir "que se mueran los falsos compañeros, los hipócritas, los cobardes, y que no quede ninguno", pero me temo que gran parte de la población laboral en activo de más de medio mundo fallecería en el acto, así que vamos a dejar las cosas como están, que todo en el Universo tiene su función, hasta los insectos más repugnantes.
Y hablando de insectos y de gente repugnante, (disculpad la asociación mental) llevo unos pocos días acudiendo de una reunión a otra, y tiro porque me toca, sin sacar nada en claro. Voy allí, abro mi portátil, me tienen junto a otras 13 personas en una sala para seis recluida un periodo variable entre 2 y 6 horas, y luego me voy a comer igual que llegué por la mañana. ¿Por qué perdemos tanto el tiempo en reuniones que no van a ninguna parte? O peor todavía, manteniendo la misma reunión una y otra y otra vez, sin avanzar nunca, como en la peli del Día de la Marmota. Estas nuevas responsabilidades que tengo me parecen tan superficiales y fútiles, pero ya sabemos, para demostrar a todo el mundo lo importante que eres no hay como convocar a todo quisque a una reunión interminable donde hables todo el rato, así sea para decir sinsentidos o lugares comunes. Qué harta me tiene la gente vanidosa con complejos de inferioridad.
En fin, que como veis mi carrera progresa de forma inversamente proporcional al interés que me suscitan los temas, y cuantos más grupos de trabajo tengo asignados, más ganas me dan de salirme a trabajar de verdad al pasillo, aunque sea. Qué hartura.
Pero como la vida es maravillosa siempre, y a veces más, hago propósito y me lo tomo con filosofía aplicada, según mi costumbre. Pongamos que es un ejercicio de paciencia, como otras veces, y que saldré de estos rollos mejor persona de lo que entré. Eso sí, entre tanto, menudo coñazo.
Lamentablemente, y debido a temas laborales, dispongo de tan poco tiempo que un ratito al mes es el tiempo que me queda para actualizar el blog. A lo que hemos llegado... y es que no se puede estar a todo.
Hace algún tiempo me llamó un compañero de un trabajo anterior y pude sacar media hora para comer con él, que yo personalmente agradezco seguir en contacto con la gente con la que tengo buena armonía, y para el resto como decía Peret, que se mueran los feos, que no quede ninguno ;o))) En este caso deberíamos decir "que se mueran los falsos compañeros, los hipócritas, los cobardes, y que no quede ninguno", pero me temo que gran parte de la población laboral en activo de más de medio mundo fallecería en el acto, así que vamos a dejar las cosas como están, que todo en el Universo tiene su función, hasta los insectos más repugnantes.
Y hablando de insectos y de gente repugnante, (disculpad la asociación mental) llevo unos pocos días acudiendo de una reunión a otra, y tiro porque me toca, sin sacar nada en claro. Voy allí, abro mi portátil, me tienen junto a otras 13 personas en una sala para seis recluida un periodo variable entre 2 y 6 horas, y luego me voy a comer igual que llegué por la mañana. ¿Por qué perdemos tanto el tiempo en reuniones que no van a ninguna parte? O peor todavía, manteniendo la misma reunión una y otra y otra vez, sin avanzar nunca, como en la peli del Día de la Marmota. Estas nuevas responsabilidades que tengo me parecen tan superficiales y fútiles, pero ya sabemos, para demostrar a todo el mundo lo importante que eres no hay como convocar a todo quisque a una reunión interminable donde hables todo el rato, así sea para decir sinsentidos o lugares comunes. Qué harta me tiene la gente vanidosa con complejos de inferioridad.
En fin, que como veis mi carrera progresa de forma inversamente proporcional al interés que me suscitan los temas, y cuantos más grupos de trabajo tengo asignados, más ganas me dan de salirme a trabajar de verdad al pasillo, aunque sea. Qué hartura.
Pero como la vida es maravillosa siempre, y a veces más, hago propósito y me lo tomo con filosofía aplicada, según mi costumbre. Pongamos que es un ejercicio de paciencia, como otras veces, y que saldré de estos rollos mejor persona de lo que entré. Eso sí, entre tanto, menudo coñazo.
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