21 junio 2007

Estoy que echo humo

Perdón por lo que os voy a contar por anticipado, y por cómo os lo voy a contar, pero ya sabéis que este blog es mi terapia personal.

¿No te jode que me manda un correo informándome muy atenta de su nueva dirección electrónica la tía que me complicó tanto el embarazo que casi hizo que abortara, que no fue capaz de venir a conocer a mi hija al hospital cuando nació (y se llamaba "amiga mía"), y que en cuanto volví de mi baja de maternidad me la preparó con Recursos Humanos para que me echaran a la puta calle? Eso sí, después de todo esto se compró un coche nuevo y cuando todos bajaron a verlo se le atravesó que le dijera yo que no tenía ningún interés. ¿Alguien puede creer un contrasentido semejante?

Pues sí, así mismo ha sido, y me he puesto que echaba humo por las orejas. Es que hay gente que tiene el conocimiento justo para acabar el día, y a ésta sólo le llega para tirar hasta la hora de comer. Amos... amos. Pero no asustarse que he sido prudente, y en lugar de mentarle las cuatro últimas generaciones de fallecidos por parte de ambos ascendientes, he sido escueta, impersonal, fría y tajante; le he contestado Don't Spam me.

Como decían mis profes en sus tiempos, elegante a la par que discreto. Pero lo que me callo... lo que me callo es una maldición gitana de las de peor clase. Para que lo sepa lo digo.

La vida es maravillosa cuando la gente pierde el norte y se entretiene en tocarte las pelotas.

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