01 febrero 2011

Hasta el higadillo

Hola gente, me tienen rebelada, y es que no puede ser que tenga una un minuto de tranquilidad, ni un trabajo donde no le toquen las partes pudendas.

Resulta que en la empresa en la que estoy ahora entró otra chica una semana después que yo. Al principio era muy cumplidora, pero poco a poco se fue relajando. Al terminar la primera semana ya llegaba 10 minutos tarde todas las mañanas y se iba un cuarto de hora antes, amén de la media hora extra que se toma para comer. Bueeeeeeeeeno, fomentemos el buen rollo, ya se lo dirá quien tenga las competencias...

Pues esta tía, que vino para dos meses, llegó un punto en que venía a la oficina en sus ratos libres, y cuando estaba con nosotros era, por supuesto, tomando café con la jefa. Eso sí se le da bien, mira. Trabajar le da pereza y le cansa, pero lamerle el culo a los jefes lo hace fenomenal.

Así las cosas llegó un punto en que hasta la jefa vio que faltaba mogollón, injustificadamente y por el morro, porque no presenta justificante jamás y era tan flagrante que se vio obligada a llamarle al orden. Pongo un ejemplo: un día tenía a uno de sus hijos malo y se tuvo que ir al médico con él... No volvió a la oficina hasta 24 horas después, pero justas, de 12 de la mañana de un día a 12 del siguiente. Y claro, nos preguntábamos todos -menos mi jefa- en nuestro fuero interno si se había llevado al niño a las urgencias del hospital Vall d'Hebrón, que pilla a unos 800 km de nuestra oficina, porque otra cosa no cuadra. Y no contamos las horas de mística desaparición, porque posee el arte de desvanecer la materia -la suya, concretamente- durante horas sin que nadie sepa en qué punto del globo terráqueo está.

Con este elemento tan trabajador me veo obligada a lidiar, pero es que todas las virtudes le tocan. Además es hipócrita, prepotente, bastante aprovechada y por supuesto, por encima de todo ello, vaga. Con todas sus letras.

El caso es que un día comiendo nos enseña las fotos de su familia, siempre presumiendo del dinero que tienen, y resulta que estaba la hermana... ¿Sabéis quién era? La comercial de la inmobiliaria pirata. La misma. Y le digo yo, "pero esta chica se llama así, y tú tienes otros apellidos"... Es la hermanastra, hija de soltera (con 16 años, por supuesto) de la misma madre y de otro padre. Si es que tienen un patrón genético común, está claro. Vaya par de sinvergüenzas que se las dan de finas y elegantes.

Ese es mi drama, señores. Pero se me está acabando la paciencia, y esto -el que me conoce lo sabe- es malo. Muy muy malo. Veremos si pronto os tengo noticias  >:oDDDD

La vida es maravillosa cuando me obligan a sacar al lobo estepario que tengo encerrado dentro.



No hay comentarios: