Hoy estoy indignada. Mira que hacía tiempo que no me cabreaba, pero esto lo merece.
Vamos a ver. Una sociedad se mide por la grandeza de sus iconos, o lo que es lo mismo, cuanto más importante es la gesta que se admira o al que la lleva a cabo, más elevada es su talla moral. Esto es un principio indiscutible, ¿verdad? Quiero decir, hasta aquí todo correcto. Pues vamos con la segunda parte.
Acabo de enterarme de que a un ser anormal que debería estar fuera de cualquier grupo humano por su peligrosidad, para más señas hincha radical de un equipo de fútbol francés al que no pienso nombrar porque bastante publicidad gratis lleva el bastardo a cuestas, se le ha recibido en su país natal "como a un héroe", y cito textualmente. Como a un héroe, ¿os lo podéis creer? A un tío que ha organizado una trifulca monumental donde resultó herida tanta gente, entre ellos dos policías -españoles, como este hijo de cuarenta padres que vive en Francia pero tiene pasaporte de aquí- calificado de héroe. Y que el propio presidente del famoso equipo de balompié ha salido en su defensa mencionando juntas las palabras "injusticia" y "arbitrariedad" refiriéndose a este tipo al que las cámaras grabaron arrancando una butaca para agredir a un agente de la autoridad, al que por cierto le dieron siete puntos. Y no contento con ello, cuando a este nuevo Amadís de Gaula le sueltan de la trena, el antedicho presidente le fleta un avión privado para llevarle a casa brindando con champaña, para que vuelva laureado como un César.
Y ahora yo, siguiendo la premisa del primer párrafo, me pregunto: ¿Es que en Marsella son todos retrasados o son sólo los del Olympique? A cualquiera que se comporte de este modo, lo que normalmente le ocurriría es lo que ha sucedido, meterlo donde están el resto de delincuentes, cuya definición recordaremos porque no está de más: los que se apartan voluntariamente de las normas elementales de convivencia y urbanidad, los que se pasan la ley por el forro. A menos, claro, que estos seres despreciables y aborregados -encantadora especie la de los ultras de cualquier equipo y/o nacionalidad- entiendan como heroicidad pegar a un policía con una butaca y abrirle una brecha, que es lo que parece. No sé quién es peor, si el descerebrado que lo comete o el listillo sin escrúpulos que lo apoya para que le voten en las siguientes elecciones.
En todo caso, este lamentable espectáculo que se han marcado de Liberad a Wally, la ballena futbolera, conseguirá algo muy importante, algo para lo que son necesarias astucia y bajeza a partes iguales. No me refiero a otra cosa que a avivar al resto de hinchas violentos para que la armen todavía más gorda, y que al final se origine un nuevo conflicto donde haya todavía más heridos, o con suerte algún muerto. ¿Qué es un héroe sin muescas en su arma?
En fin chicos, honremos al valeroso y aguerrido defensor de la ultrabanda como se merece. Por mi parte sé lo que tengo que hacer: cagarme cien veces en él, en su estúpida madre que sale llorosa por la tele diciendo que pobrecillo su bondadoso hijo, en el padre que ojalá esté difunto para no haber vivido todo esto, y en sus 50 últimas generaciones. Como Dios manda. Y por héroe.
11 diciembre 2008
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3 comentarios:
Liberad a Willy, Gema, a Willy, que Wally es el de las rayas... el de dónde está Wally?... por lo demás, aplauso y ovación.
Jejeje, es a propósito, no quería tener problemas por los derechos de autor, o porque a los de la peli les cabree que compare a la simpática orca con este cabrón con pintas en el lomo ;o))))
En todo caso, gracias por la puntualización, sapientísima ;o))
Buenos días!
Evidentemente pasan cosas de éstas en todas partes... me refiero a la complicidad que algunos dirigentes de clubes muestran con los hinchas más feroces. No sé si será por deberles favores o por querer adoptarlos como su guardia personal.
Pero consiguen entradas gratis, pasajes, viáticos y lo más triste, fama e incluso impunidad.
Penoso.
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