¡Tengo frío!

Hola chicos, os mando este mensaje desde la Antártida... o casi.

Madre de mi vida, qué frío tengo. En la oficina ya se ríen abiertamente, me preguntan cómo es que ando con chaqueta todo el día... ¡pero es que aquí la gente ve el termostato a 23 grados y piden que bajen la temperatura! Vamos, que los que no tenemos que salir en todo el día de la oficina a eso de las 11 ya no podemos parar el proceso de congelación más que abrigándonos. Se lo cuento a mis amigos y dicen que parece un cuplé (ya sabeis, "Tápame, tápame que tengo frío, cómo quieres que te tape si yo no soy tu marido"... ), pero hay que vivirlo. Después de un amplio debate hemos considerado varias alternativas:

• Traerme una manta zamorana o de Grazalema (que son muy buenas también) y envolverme en ella como los indios americanos,
• Lo mismo de antes pero con la variente del saco de dormir, asomando las manitas y la parte de la nariz para arriba nada más,
• Ponerme un radiador para los pies, pero la empresa no me deja :..o(((
• Meterme debajo de la mesa a ver si la CPU me da calorcillo,
• Venir en agosto como si fuera noviembre, de manga larga, con chaqueta, calcetines de lana y zapato cerrado, que poco me falta,
• Apuntarme la primera al gimnasio cuando tengan la caridad de abrirlo, a ver si paso del modo ahorro de energía al de consumo metabólico y lo solucionamos de una vez.

Y mientras tanto, soy la comidilla de la planta. Mientras no sea por mis extravagancias o por maledicencias... al final me va a pasar como en la Facultad, que todo quisque me conocía, me daban conversación o me saludaban efusivamente, y yo no era capaz de entender de qué puñeta se tomaba la gente tantas confianzas ;o)

Pero todo tiene su lado positivo, y fiel a mi más arraigada creencia me he informado. Que sepan ustedes que pasar frío de forma continuada evita -o ayuda a mitigar si existen ya- problemas circulatorios, retrasa el envejecimiento celular y la aparición de arrugas, además de obligar al cuerpo a gastar más energía para calentarse. Lo malo de esto es que mi cuerpo no lo sabe y no gasta nada, el roñoso de él, que me tiene tiritando y más tiesa que la mojama. Será malvado...

Pero volvamos al lado positivo. Seguramente después de un tiempo aquí estaré sanísima y tendré el cutis terso y juvenil de una veinteañera. Bueno, pero sin granos, que para una cosa que nos hemos quitado de encima, sólo nos faltaba eso.

En cualquier caso, si se os ocurre una solución que no pase por ponerme a bailar batuka aquí en medio o encerrarme en el archivo de forma permanente, ya sabeis que acepto toda clase de sugerencias.

¡La vida es maravillosa en el Círculo Polar Ártico! Y de cuando en cuando se ve un oso ç;o)X