Leyes para todos

Hace un par de semanas que quiero comentar algo que probablemente ya sabéis, pero que por si acaso no quiero dejar pasar. La noticia se produjo hace unos días y pasó bastante desapercibida, pero yo la recuerdo porque el subconsciente nos juega malas pasadas... y porque me pareció muy gracioso.

El tema era que la Vicepresidenta Primera del Gobierno había firmado un acuerdo con el Presidente de la Real Academia de la Lengua para ver si entre unos y otros hacen que las leyes sean mínimamente inteligibles por el público en general, y no sólo por los familiarizados -que yo casi diría "iniciados"- en la cosa legal. Hasta aquí me parece bien, pero como no podía ser de otra manera tengo que apostillar que ya se les podía haber ocurrido antes, que la gente para enterarse de algo cuando tiene que consultar una ley usa más el diccionario que si estuviera escrito en alemán. Ahora bien, como supongo que sabréis, que para eso sois gente cultivada, el desconocimiento de las leyes no exime de su cumplimiento, por lo que tanto nos daba entenderlas o no, ya se encargaría alguien de hacernos saber que hemos infringido lo que correspondiera. La cuestión que me parece más interesante, como siempre, es el porqué. ¿Os lo habéis preguntado? ¿Por qué de repente quieren que la población se interese por la lectura de leyes y normativas varias? O bien nos ofrecen una alternativa al dominical del diario de turno, o es que se dieron cuenta cuando la votación de la Constitución Europea de que la peña no cogía ni media, o bien es porque quieren que nos volvamos más formales y cumplidores de nuestras obligaciones. Hombre, si fuera por mí elegiría la primera, pero me temo que el tema va más bien por la segunda, y que la tercera viene en el lote de refuerzo. Todo lo que suponga elevar el nivel cultural de la población, bienvenido sea, pero me da a mí que para esto primero tendrían que trabajarse otras condiciones de base, como fomentar el hábito de la lectura de forma eficiente, y no como lo vienen haciendo.

Me estoy desviando un poco de lo que realmente quería decir, y es que como todo está inventado, le tendré que robar a Neruda una de sus frases.

El fuero para el gran ladrón, la cárcel para el que roba un pan.

Si que la gente entienda las leyes me parece algo útil y necesario, más útil y más necesario me parece que se apliquen para todos por igual, que no se salve el que pueda pagarlo, como sucede desde que el mundo es mundo, y el pobre vaya de cabeza a la cárcel, eso sí, sin televisión privada en la celda; que esos muy respetables jueces que todos conocemos por casos espeluznantes -que no por ser minoría resulta menos grave- pongan los pies en la tierra y empiecen a aplicar la ley desde el sentido común, que es como se supone que lo deben hacer, en lugar de hacernos comulgar con ruedas de molino amparados por no sé qué triquiñuela legal que conocen él y otros dos en España. Y no hablo ya de aquéllos otros que son tristemente famosos por vivir a espaldas de la realidad, por no decir en un mundo propio, como el caso de la mujer maltratada a la que la sentencia culpaba por no parecerlo, el de la mujer violada a la que culpaban por no resistirse lo suficiente (¿cuánto es suficiente, hay tablas estándares de tiempos resistencia a al violación?), el de la sentencia que daba la custodia de dos niñas pequeñas al padre -para más señas maltratador y pederasta- porque la madre trabajaba a media jornada para poder cuidarlas... Y tantas y tantas otras aberraciones y atrocidades que se dan en el entorno judicial, y que me diga lo contrario cualquiera que haya tenido que pasar por un litigio.

De modo que, señora Vicepresidenta Primera, mejor que los acuerdos con la RAE, que están muy bien pero no van a ninguna parte, hagan ustedes el favor de pulir las leyes que los propios jueces deberían preocuparse de aplicar con criterio, que ésas sí que que son vitales en un país que aspire al desarrollo y la erradicación de lastres históricos.

La vida es maravillosa cuando llevas 14 años en un juicio y te siguen negando lo evidente.