Que sí, que lo tengo un poco dejado, pero es que con el rollo del puente, el día de la Madre (que a las dos de la familia les ha dado por celebrarlo y viven cada una en una punta) y que a la niña también hay que darle un poco de margen para que se divierta, ando más liada que la pata de un romano. Eso sin contar con las declaraciones de la renta, que también tienen lo suyo.
Y de eso hablábamos con mis padres ayer, precisamente, que aquí la de letras puras -que no me hice veterinaria porque no soportaba las matemáticas y elegí donde no les viera el pelo - haga las declaraciones de todo quisque. Y esto que no se sepa, pero hasta sé trampearlas ;oPP
Y la verdad, difícil no es, pero un coñazo soberano sí. Como este año han enviado mal los borradores -¿y cuándo no es día de fiesta?- me tocó rehacer el mío, el de mi marido, y me tocarán el de mi cuñado cuando se le pase el plazo de presentar el borrador, y los de mis padres. Casi nada.
El caso es que lo de la contabilidad no se me da mal, es un aburrimiento pero lo llevo. Ahora, lo de los logaritmos ya... es que no le veía yo la utilidad. Ese es el punto y no otro, que no entendía yo, y sigo sin entenderlo, a quién o para qué sirven esas cosas. Es como saber griego clásico, es prácticamente inútil en la vida, pero por lo menos en mi caso me la hizo más amena.
Así que aquí me tenéis, peleando por la devolución de los impuestos que todos los años nos cobran de más a los de mi familia. Hay que joderse con el Estado. Y lo bueno es lo de mi padre, que en su borrador le marcaron directamente que renunciaba al importe a favor de la Iglesia Católica. Tócate los cojones.
En fin, cosas de la vida. Me voy a poner con ello antes de que me coma el trabajo ;o)))
Hale chicos, que Hacienda somos todos, aunque unos lo sean más que otros ;o)))))
04 mayo 2009
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