28 enero 2008

Porque yo no valgo

Así mismo es. No valgo.

Dice mi adorado esposo que después de 12 larguísimos años trabajando, más de la mitad en la Telefónica, no valgo para trabajar para otros. Tócate los huevos, Nicolás. Y se lo cuento indignada a mi mejor amiga y sale con que está de acuerdo. Nicolás, un bis, porfa.

Después, para arreglarlo, uno y otra me endulzan la píldora con eso de que en realidad lo que quieren decir es que estoy desaprovechando mi talento, pero ahí queda eso. Que no valgo. Si me lo hubieran dicho antes, todo eso que me habría ahorrado, y no ha sido poco: un fast food con turno de noche; una oficina por la que nadie aparecía en varios días y que con 22 añitos llevaba yo sola; seis meses infernales en Amena; un tío que me decía "prepárame un té y me lavas la taza primero" en Universal Music Group; una tía más falsa que una moneda de madera que me llamó para echarme la bronca por no haber ido a trabajar cuando volví del trópico con 41 grados de fiebre en PriceWaterhouse Coopers; un jefe nazi (pero de verdad, literalmente) que cuando se retrasaba el autobús me decía "¡¡Ustedes los españoles son todos unos comunistas, siempre escudándose en el Estado y la Seguridad Social!!"; un largo etcétera de mes en mes y tiro porque me toca; y por fin la joya de la corona: la de TME. Y no digo más, que lo he prometido.

Y ahora me vienen con éstas... En fin, como estoy atravesando una etapa de calma y profunda reflexión, he llegado a la conclusión de que probablemente tienen razón. Soy muy poco flexible conmigo misma en la cosa laboral y como siempre pido lo mismo que doy, el conflicto es inevitable. Además tengo ese gran defecto que se adquiere de andar rodando por esas empresas de Dios, que es cuestionarse si hay un modo mejor de hacer las cosas que el vigente, y eso según cómo y a quién no gusta mucho. Y claro, siempre soy "la nueva", ésa es otra. La que lleva dos días y se queja de todo, lo quiere poner todo del revés y no pierde ocasión de hacernos ver lo mal que trabajamos. Ésa soy yo :oPPPPP

Meditando el otro día, ahora que me he quitado de las drogas, llegué a la conclusión de que tengo un carácter un poquito difícil. Mi amiga casi se echa a llorar de la emoción, me dice: "¡¡HOMBREEEEEEEEEE, sólo 32 años le ha costado darse cuenta!!" Joder, cada uno tiene sus cositas, y no me parecía a mí que lo mío fuera para tanto, pero la verdad es que un poco de más sí que le echo. Hay que moderarse, está claro. La gente no hace lo que yo, no cuenta su vida al primero que pregunta, no dicen la verdad caiga como caiga, no creen que las florituras sean una pérdida de tiempo. Voy a tener que vigilarme porque es un vicio muy arraigado el de ser natural como la vida misma ;oPPPPP

Eso sin contar que me he puesto hecha una leona sin darme cuenta ya un par de veces. Es como un programa predeterminado, me cabreo y me sale una furia desatada que por lo visto da miedo de verme. Y eso que yo ahora soy una apacible matrona romana, gordita, sonriente, tranquilona... pero dentro tengo una Erinia que no hay forma de disolver, y es que la naturaleza de uno no es más que una respuesta al medio ambiente en el que te desenvuelves. Para mí casi siempre ha sido hostil, y aquí me tenéis, sin los prejuicios al uso, al margen de las conveniencias, por encima de las apariencias y enfrentándome siempre que haya ocasión de hacerlo, en lugar de agachar la cabeza o intentar arreglar la situación con palabrería. En resumen, lo que se dice un carácter difícil de libro :o)))))

Sé que muchas veces pongo a la gente en situaciones incómodas pero para mí la verdad -no mi percepción, sino lo que cualquiera podría decir "esto pasó"- y el valor lo son todo. Quien no trabaja estos dos ramos no me merece consideración alguna. Igual se podría hacer lo mismo sin demostrar tanto mis preferencias, por aquéllo de que la gente no se sienta despreciada y tal, pero nadie puede ser amigo de todo el mundo, ¿verdad?

Es como esa moda de preguntarse por el sentido de la vida. Si la respuesta no puede ser más fácil, el sentido de la vida es vivir, nada más. Sufrir, amar, aprender, y vuelta a empezar. Yo lo tengo claro, quien no tiene una meta en la vida está perdido. No es que no pueda seguir en el mundo, y esto se demuestra solo, sino que vagarán sin rumbo infectando con su malestar al que se acerque lo suficiente. Yo siempre he tenido un objetivo, desde que tengo uso de razón, y se lo recomiendo a todos los existencialistas, nihilistas y demás compadres mustios desde la experiencia que proporciona haber sido miembro del club. A veces, aun con algo por lo que luchar, parece que nada tiene sentido. Para eso no hay mejor remedio que el que Ana me dio una vez, hace miles de años: en brazos ociosos, malos pensamientos. Menos filosofías y más escoba, que no falla nunca.

De todas formas, si de esto os interesa mi opinión, os digo que yo tengo solucionado el tema desde hace años. Todo lo que he pasado, y mis amigos saben que ha sido mucho, ha merecido la pena. He amado con todo mi ser, y eso debería bastar para redimir al más culpable de los hombres. Cuando uno se entrega así todo lo demás parece irrisorio. Después de sentirlo nada vuelve a ser igual, ni ves el mundo con los mismos ojos. Mi hija me ha salvado.

Pero mira, también en eso me equivoqué. Pensaba yo que con este genio que me ha tocado, y esta natural falta de adaptación a la sociedad actual iba a suponer un serio problema tener un niño que fuera capaz de integrarse, no fuera a ser que reprodujera el modelo materno y ya la habíamos jodido. Mi preciosa niña es, además de muy amiga de su gente y protectora con los más débiles, una líder nata a la que todo quisque en el colegio conoce, con amigos desde los más pequeños a los más mayores, sensible, valiente, con carácter y noble como no hay otra. Vamos, lo mejor de cada casa ;o)))) Y tiene una lógica aplastante, la tía. Yo tengo tanto que aprender de ella... Bárbara mola. Mola mucho. Es un privilegio poder enseñarle un camino de los muchos que conocerá :o))))

Lo dicho, para ser empleada de otros no valgo por limitación voluntaria de habilidades sociales, pero esto no me impide llevar una vida normal, creo ;o)))) Siempre puedo ser jefa de otros, porque mi marido también dice que cada vez doy menos miedo, lo cual supongo que es bueno en mi caso concreto ;o)))) Si en el fondo soy maja, lo que pasa es que hay que conocerme ;o))))))

Pues nada, eso es lo que quería contaros hoy. Voy a ver qué tal va mi proyecto, si me lo validan o qué, y me pongo manos a la obra de lo de ser mandamás :o)))

La vida es un sinsentido, pero maravillosa siempre, qué leche.

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