15 octubre 2007

El puente

¿Qué tal vuestro puente? A mí no se me ha dado del todo mal... Mi esposo, que es un santo varón el pobre, nos preparó una excursión para ver despegar y aterrizar los aviones del desfile en vivo y en directo. La niña se lo pasó muy bien, pasamos más frío que uno que se fue al Polo en manga corta y la verdad que fue bonito, y más que la salida, la llegada en formación y las pasadas para saludar a los que andábamos en la torre de control, para regocijo de los chiquillos. Qué majetes que son los pilotos, hombre ;oDDD

La cuestión es que alguien me dijo que igual de verlo tan pequeñita le motivaba a mi niña a hacerse piloto, pero creo que esa vena no la tenemos los de mi familia. Nosotros de aire y de mar, lo justo. Lo de los aviones, ni de pequeños ni de mayores nos ha llamado mucho la atención. Bueno, a decir verdad hubo una temporada que lo anduve pensando, hasta que me dijeron que siendo miope ni de coña. Y de la cosa playera ninguno tenemos mucha filiación. Supongo que esto es como todo, a lo que te haces, y como a mí me agobia sentarme en la playa o el campete y tener gente a menos de tres metros, pues le he pegado la fobia a mi marido. Y claro, ahora lo pasa fatal. Por cierto, recordadme que os ponga una foto de la playa asturiana donde hemos estado en septiembre para muestra ;o)

Y que sepáis que me quedan dos semanas para cumplir 32. Cómo pasa el tiempo, vamos para mayores, qué mal te ha sentado la edad, etc. Pero a mí me gusta celebrar mi cumpleaños, cada uno tiene sus rarezas, y siempre que llega el natalicio de los que se deprimen con los años les digo lo mismo: peor es no cumplirlos, porque eso supone que estás fiambre. Además creo que con el paso del tiempo se aprende, así que es una oportunidad para hacerme más paciente, más tranquila, más simpática... Tanto me he empeñado que no me conoce ni la madre que me parió, yo que era la más borde de España entera y ahora me sale raro cuando tengo que darle un corte a alguien. Si es que va a ser verdad que vamos para viejos, y entre que te da todo igual y que ya no ves la necesidad de defenderte, acabas hasta perdiendo el sello de la casa. Estoy de capa caída, quién me ha visto y quién me ve.

Supongo que será para bien, porque yo iba camino de ser como Fernando Fernán Gómez y eso para mi familia debía de ser un trago. Ahora que soy pacífica y tolerante ya no hay quien me tenga miedo, y eso sí que es una putada. Antes no había necesidad ninguna de demostración, ya lo llevaba todo escrito en la cara, y en cambio hace poco me he tenido que meter en un berenjenal para que la gente se de cuenta de lo que hay de verdad en este cuerpo de mamá fondona: una vaca brava de primera clase.

No es que quiera acojonar a nadie, pero me acuerdo todavía del año en que me regalaron los dos volúmenes de Kill Bill y la saga completa de El Padrino mi mejor amiga y mi marido, respectivamente. Y eso fue hace dos. Ahí, ¿ves?, ya me preocupé, me dio por pensar qué concepto tienen realmente de mí los que me conocen ;o)))))) Supongo que me tienen calada.

En cualquier caso vivo sin vivir en mí desde que sé que en mi barrio hay una armería. Me ha dado por pensar en el tiro al plato y tengo una desazón... Claro que si ahora tengo más peligro que un mono con un palo, imagínate con una fusca en casa. Quita, quita, que las carga el Diablo.

Lo que es la vida, cuanto más hondo metemos las frustraciones, más túneles nos hacen bajo los pies.

Lo dicho: la vida es maravillosa cuando hay días festivos de por medio ;o)))

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